Asociación para el estudio de temas grupales, psicosociales e institucionales

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M de Brasi: Entre dos tiempos: nacimiento-crecimiento y procreación


Entre dos tiempos: nacimiento, crecimiento y procreación

Marta de Brasi 

 

INTRODUCCIÓN

Cuando en nuestra práctica analítica, o psicoterapéutica (con distintos dispositivos individuales, grupal o familiar), reflexionamos sobre el tema propuesto, se abren una serie de interrogantes, en los cuales las cuestiones sobre la temporalidad juegan una función predominante. Se abren dos problemáticas:

La primera se basa sobre la afirmación de Freud de la atemporalidad de los procesos inconscientes. Esto nos coloca inmediatamente en una doble vía a partir de la cual se instala una constante oscilación en la situación analítica.
a) Por un lado en la misma se juegan todas las fantasías, sueños, deseos, como repeticiones que con insistencia la atraviesan. Regresiones al pasado, a aquellos lugares donde se fijaron las situaciones primarias, vividas con intenso placer o displacer.
b) Por otro lado las transformaciones que advienen en el proceso analítico, donde aparecen repentinamente nuevas significaciones y otros sentidos en nuestras vidas. Entramado de anhelos o proyectos que se juegan en la relación terapéutica. Es el tiempo diferido o el intervalo necesario donde se jugará la dependencia y la repetición, la identidad y los cambios y la creación(1).
La vivencia del tiempo y duración de una vida se entrecruzan en un punto que nos permite "tomar consciencia" o hacer insight de nuestra finitud.
"Análisis Terminable o Interminable", como decía Freud en 1937. La finalidad que no concuerda con la finalización y que constantemente nos reenviará a la oscilación entre sueño y realidad.
La segunda  problemática, si bien se enlaza a la primera, nos conduce sin embargo directamente a la idea de evolución en el ser humano. No considero esta idea como un proceso lineal de orden acumulativo o progresivo, sino como un proceso dialéctico en el que las crisis de la vida nos imponen siempre un tiempo hacia atrás. Para decirlo con una hermosa metáfora de W. Benjamín referida al Angelus Novus de P. Klee, en el cual los Angeles caminan hacia adelante con la mirada vuelta hacia el pasado (2).
Un futuro anterior desarrollado en la filosofia heideggeriana al que acceden sólo los así llamados humanos.

 

LOS CICLOS DE LA VIDA: ENTRE CRISIS Y CREATIVIDAD

Me interesa traer este tema, ya que estuvo presente desde hace ya más de 20 años en mi práctica y en mis reflexiones (3).

Por otra parte encontramos numerosos autores psicoanalíticos, que desde diferentes perspectivas, enfoques o esquemas referenciales, explícita o implícitamente, han tratado esta problemática.
Antes de pasar a algunos de ellos me interesa plantear una cuestión de base.
En el sujeto se da una tensión permanente entre al menos dos tipos de temporalidad, una reversible y otra irreversible, es decir, un tiempo del relato y otro de duración de una vida.

Podemos denominar esto "tensores temporales", que entran a jugar un papel fundamental en ciertos momentos críticos de la vida de un sujeto.
Sabemos que las crisis son un cambio brusco y decisivo en el curso de un proceso, son rupturas que se pueden experimentar en el cuerpo de nuestro sistema de afectos, en nuestros  saberes, en las relaciones con los otros.

Es decir que se ponen en cuestión, la imago del cuerpo, las redes identificatorias, los sistemas de relación de objeto, el Yo y los complejos familiares.
Consideros que este conflicto tensor siempre es productivo dado que generan nuevos modos y estilos de relación.
Si tomamos el aspecto benéfico de estas crisis nos encontramos con efectos creativos que brotan de ellas. Se presentan como alternativas de vida, que contrarrestan los aspectos letales que están también presentes y operan en toda crisis.
Comenzaré por un autor clásico en este tema: E. Jacques, hace ya más de 30 años, en Muerte y crisis en la mitad de la vida nos hablaba de las distintas formas que puede tomar la creatividad en ese momento de la vida y señala una doble vía posible.
Por una parte, se establece el proceso de elaboración interna que un sujeto debe hacer en las diversas fases o momentos de la vida; es decir que se toman en consideración las cualidades de las pérdidas reales o fantasmáticas de los "objetos" (sobre todo las figuras parentales) que en los momentos del crecimiento han dado o dan placer y bienestar o han provocado frustraciones y dolor. Esta ambivalencia de base está presente en todas las relaciones intersubjetivas. Equilibrio de sentimientos de amor y odio, propio de cada sujeto que se gestan ya en la primera relación madre-hijo.
Jacques elige como campo de interés la edad media de la vida de un sujeto y el inevitable trastocamiento de valores, ideales, ilusiones, etc. que ponen a prueba, en la actualización, al rojo vivo, el proceso de elaboración, la esencia del trabajo creativo y su exteriorización en las producciones culturales.
Por otra parte es el momento o etapa de una crisis profunda, dice Jacques, cuya gama va desde reacciones catastróficas y dramáticas hasta una imperceptible transición.
Momento privilegiado para Jacques en el cual al sujeto se le presentan tres opciones:

1) el momento en el cual la creatividad, como externalización de la elaboración de la fantasmática inconsciente, "toma cuerpo" y se expresa por primera vez;

2) el cambio en las cualidades y en las formas que pueden producirse en los objetos de la creatividad;

3) la capacidad de trabajo creativo, que termina por muerte psíquica o real.

Me interesa tomar de lo dicho por Jacques, la idea del cambio de cualidad, como decía anteriormente, alrededor del cual gira el problema de la creatividad.
Habría un hilo invisible (la identidad del sujeto) que va desde el comienzo de la vida hasta su fin, cuya continuidad se hace frágil y se problematiza, en los momentos de crisis, con la vivencia de ruptura que  implican: nacimiento, crecimiento y procreación, emergen como ciclos de la vida donde se actualizan las repeticiones que "pueden" dar lugar a un cambio.
Presentaré tres perspectivas para estudiar esta problemática en nuestra práctica cotidiana.

1) La primera es la propuesta por Winnicott, con las nociones de objeto y espacio transicional, que pensó como las dos condiciones indispensables para que se inicie el proceso de separación entre madre e hijo.

En sus consultas pediátricas "la mirada" de Winnicott se dirige hacia la relación que se establece entre el comportamiento del niño, la madre y el médico.

En su observación, nos cuenta que si se intenta introducir la "espátula" en la boca, el niño trata de agarrarla, y si se insiste y se intenta introducirla por la fuerza, la rechaza. Por el contrario, Winnicott observa la alegría del niño cuando tanto el médico como la madre "simulan" llevársela a la boca alternativamente y juegan a comer con él (una cucharada para mí, otra para ti).

Aquí Winnicott intuye que surge la necesidad del niño de re-crear o poner a su disposición este objeto externo. Después el niño, por casualidad, deja caer la espátula, acto que después repetirá voluntariamente con profunda satisfacción. En este momento el niño quiere que lo bajen de los brazos al suelo, para jugar con la espátula que se lleva a la boca.

En este comportamiento del niño Winnicott percibe su capacidad de re-crear un objeto, que no es la madre, sino la "madre creada por el niño" y la constitución de un "espacio de ilusión" no como algo falso, sino en el sentido de juego compartido, en el cual paradojalmente, el juego conserva su materialidad y una cierta sensorialidad del calor del tejido, movimientos, atributos, de seres animados por una realidad propia.
Este objeto, llamado transicional no viene del exterior, ni del interior del niño. "Está ahí".
Lo encuentra donde lo busca; no es una alucinación, no es una pura concretización fantasmática delirante, no es ni siquiera "una posesión suya", sino un compartir, que se encuentra en la base de toda ficción cultural.

En esta dialéctica winnicottiana, de la afirmación y negación de un objeto, que no está ni dentro ni fuera, está la constitución de un espacio transicional que reúne a los dos: madre e hijo, en un lugar y en un tiempo en el cual el niño "crea a la madre y la madre crea al niño".  En esta dialéctica se establecen las condiciones para que se inicie el proceso de separación. Sin esta creatividad, no es posible la vida psíquica, matriz de todas las producciones culturales.

Esta posibilidad se realizará solamente con la ayuda de la madre, cuya presencia acompaña y nutre un sentimiento de ser.
La cualidad de esta  primera experiencia crea la base de todas las identificaciones  sucesivas.

En nuestra práctica clínica, constatamos que la posibilidad de "ser con el otro" depende de la adquisición de una capacidad aprendida con la madre, "de estar solo" en su presencia, estableciendo un verdadero intercambio comunicativo.

Así el diálogo privilegiado analítico se transforma en una imagen lúdica de relación, donde la asociación libre y la atención flotante permiten el  fulcro de este diálogo.

2) La segunda es la estudiada por Bleger y que se relaciona en parte con la precedente. En el proceso de comunicación entre la madre y el hijo, Bleger presupone una no-comunicación (en sentido explícito), momento indiferenciado en el cual ambos están unidos "silenciosamente". Es lo que él llama "socialidad sincrética" (4).

Podemos presuponer que esta es la condición indispensable para que pueda producirse una diferenciación, es decir que el niño pueda llegar a ser una cosa distinta y separada de la madre (5).

En nuestra práctica clínica, este momento mítico se puede inaugurar sólo gracias al establecimiento de un setting -un tiempo y un espacio- que no está ni dentro ni fuera del paciente. El terapeuta jugará constantemente entre los dos (6).

Su presencia y su función interpretativa aseguran el mantenimiento del mismo, de modo que el paciente pueda elaborar su conflictos.

El paciente tenderá a repetir en la relación con el analista, en la transferencia, aquello que no pudo llegar a ser, en un proceso de diferenciación y discriminación de los deseos e ilusiones que sus progenitores han puesto en él, o le han asignado. Cuando pueda imaginar (o pre-figurar) aquello que quiere y qué desea para él, será el momento en que nacerá activamente (re-nacerá) en la elección de su propia existencia.

Nacimiento de un espacio psíquico propio, que da inicio al proceso de elaboración y separación del terapeuta.

3) He pensado que esta tercera perspectiva puede estar sobre la pre-creación y la pro-creación.
Tomaré en esta parte lo que enuncié en la introducción, es decir, el problema del tiempo como vivencia y como duración, que intervienen como constante oscilación en la situación analítica.

Tercer punto que me servirá de síntesis y que jugará con estas dos partículas lingüísticas para llegar al corazón de la cuestión, es decir, la oscilación o el ir y venir que se produce entre el pre y el pro.

En el título de este trabajo figura la palabra procreación. ¿Cuál es la diferencia con pre-creación?.

Parecería que la partícula pre, nos coloca en un tiempo precedente, mítico, que nos obliga a pensar en la existencia de las condiciones de posibilidad para seguir nuestro camino. O sea que nosotros partimos del pre-dispuesto, de la disposición precedente para que algo advenga.

En la pro-creación existe un elemento de pro-pulsión, es decir, que desde el inicio se nos pone la cuestión del futuro, es decir, de un proyecto o capacidad de proyectualidad. Crear o concebir un objeto que está ausente.

En síntesis, se puede decir que el campo de la interpretación o de la intervención está determinado y estructurado desde el  pre y desde el  pro. Es decir, entre las condiciones de posibilidad en sentido foucaultiano y la apreciación de un futuro que se encuentra desde el comienzo en cada comportamiento.

 

Notas
(1) Aquí está en juego la noción de Nochträglish utilizada por Freud en la Interpretación de los sueños, que quiere significar que el trauma de la sexualidad tiene sus efectos "a posteriori".

(2) Se abre la problemática de la reversibilidad e irreversibilidad del tiempo, pero también aparece la posibilidad de conjugar un futuro anterior, es decir, que el sujeto pueda imaginar un proyecto que ponga en movimiento nuevas ilusiones.

(3) Desde Los síntomas de la Salud, 1974, hasta otros artículos más recientes.

 (4) J. Bleger: Psicoanálisis del encuadre psicoanalítico.

(5)  Muchos son los analistas que han teorizado sobre este punto: Malher, Lacan, Green, Kemeberg, Searles, etc. Momento simbiótico o constitución del narcisismo.

(6) M. De Brasi: La institucionalización del análisis.

 


BIBLIOGRAFÍA

J. Bleger, Simbiosi e Ambiguitá, Ed. Lauretana, 1992.
M. De Brasi, I Sintomi della Salute, Ed. Pitagota, Bologna, 1989.
M. De Brasi, L´Istituzionalizzazione dell´Analisi, Atti Convegno Psicoanalisi e Stato, Milano, 1983.
M. De Brasi, La scuola come luogo di Prevenzione, cfr. Pag. 31.
S. Freud, Interpretazione dei sogni.
S. Freud, Analisi Terminabili ed Interminabili.
E. Jacques, Lavoro, Creativitá e Giustizia Sociale, Boringhieri, Torino, 1978.
D. Winnicott, Gioco e Realtá, Armando, Roma, 1990.


 

Marta De Brasi es psicoanalista. Profesora del Istituto Internazionale di Psicología Sociale Analítica de Venecia. Asesora del Servicio Público Infanto-juvenil de Chioggia. Italia.


 

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